Una consideración de interés es la cuestión del destino y del libre albedrío. Podemos pensar que si el futuro puede predecirse, no existe el libre albedrío y que todos estamos atrapados en un destino irrevocable del que no podemos escapar. Debemos dejar bien claro: el astrólogo no puede predecir cada acontecimiento, porque existe siempre lo que Albert Einstein llamó “el margen de incertidumbre”.
Un aspecto astrológico respecto al futuro puede corresponder a cualquiera de una serie de posibilidades y muchas de ellas dependen de la “libertad de elección” del individuo en cuestión; sin embargo, el aspecto pronostica la verdadera dirección de las circunstancias, sin ninguna duda, o la naturaleza de la reacción del individuo frente a la situación.
La astrología no es fatalista, reconoce la existencia del libre albedrío y afirma que aprendiendo a comprenderse a uno mísmo, el hombre puede llegar a ser el árbitro de su destino y mejorar la calidad de su vida.
