LAS TRES FUERZAS DE GURDJIEFF Y SU RELACIÓN CON LA ASTROLOGÍA

Georges Gurdjieff habló por primera vez en Occidente de la “Ley del Tres” o ley de las tres fuerzas hacia 1915. Traigamos aquí algunas de sus ideas:
Esta ley consiste a grandes rasgos en el hecho de que todo fenómeno, a cualquier escala, desde los fenómenos moleculares a los fenómenos cósmicos, es el resultado de la combinación o la conjunción de tres fuerzas diferentes y opuestas. El pensamiento contemporáneo reconoce la existencia de dos fuerzas y la necesidad de ambas para producir un fenómeno: fuerza y resistencia, magnetismo positivo y negativo, electricidad positiva y negativa, células masculinas y femeninas, etc. Nunca se había planteado la cuestión de que existiese una tercera fuerza en todos los fenómenos, y que sólo con su ayuda, las dos primeras podían producir lo que se llama un “fenómeno”, cualquiera que fuese su esfera.


La primera fuerza puede denominarse fuerza activa o positiva, la segunda fuerza puede denominarse fuerza pasiva o negativa, y la tercera fuerza, fuerza neutralizadora. Estos son sólo nombres utilizados para hacer referencia a ellas, pues las tres son igualmente activas, y aparecen como activas, pasivas y neutralizadoras, sólo en sus puntos de conjunción, es decir, sólo en relación una con otra, en un momento dado.
En términos generales, la tercera fuerza no es fácilmente comprensible ni accesible a una observación directa; pero, estudiándose a sí mismo, las manifestaciones de su pensamiento, conciencia, actividad –sus hábitos, sus deseos, etc.-, el hombre puede aprender a observar y ver en sí mismo la acción de las tres fuerzas.


Supongamos, por ejemplo, que un hombre desea operar sobre sí mismo con el fin de cambiar algunas de sus características, para que su ser posea un nivel más elevado. Su deseo, su iniciativa, es la fuerza activa. La inercia de toda su vida psicológica habitual que muestra oposición a su iniciativa será la fuerza pasiva. Las dos fuerzas se contrarrestarán una a la otra o bien una de ellas vencerá por completo a la otra; pero, al mismo tiempo quedará demasiado debilitada para seguir operando. Así pues, las dos fuerzas, por decirlo de alguna manera, girarán una alrededor de otra, absorbiendo una a la otra, sin producir ningún resultado. Esto puede continuar durante toda la vida. Un hombre puede sentir deseo e iniciativa, pero toda esa iniciativa puede ser absorbida cuando vence la inercia habitual de la vida, no dejando nada para la finalidad a la que debía ser orientada esa iniciativa.
Y así continuará hasta que la tercera fuerza haga su aparición, en forma, por ejemplo, de un nuevo saber, mostrando enseguida la ventaja o la necesidad de trabajar sobre uno mismo y, de este modo, apoyar y fortalecer la iniciativa. Entonces, la iniciativa, con el apoyo de esta tercera fuerza, tal vez venza la inercia y el hombre se vuelva activo en la escala deseada.


En el mundo de los fenómenos observado desde una perspectiva subjetiva, vemos sólo la manifestación de una o dos fuerzas. Si pudiésemos ver la manifestación de tres fuerzas en toda acción, entonces veríamos el mundo tal como es (las cosas en sí mismas). Solamente hemos de recordar aquí que un fenómeno que parece ser sencillo puede, en realidad, ser muy complicado, es decir, puede tratarse de una compleja combinación de trinidades.


(Fragmentos de una Enseñanza Desconocida, Cap.IV. P.D.Ouspensky, Desde el sitio web de the works)

 

 

 

Las tres fuerzas y la Astrología

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

    

En astrología, la correlación de fuerzas entre los planetas, los  denominados “aspectos”, es fundamental para explicar cómo  f unciona la mecánica de la personalidad del nativo.
El ejemplo más claro de la correlación de las tres fuerzas lo tenemos en el aspecto denominado “cuadratura T”, cuando dos planetas se oponen entre sí y a la vez forman cuadratura con un tercer planeta (también se le llama Cruz en T). Este esquema parece formar visualmente una gran formación en T. El planeta que forma cuadratura con la oposición suele denominarse “focal” o “ápex”. En la imagen tenemos un ejemplo de esta configuración: Júpiter y Urano se hallan en oposición, ambos realizando una cuadratura a Saturno en casa 7 angular.
 

Esta figura brinda una clave importante sobre un principio dinámico que el nativo generalmente tiene dificultades en integrar, sin causar desarmonía y desequilibrio interior. Este potente patrón de tensiones es incómodo para el individuo debido a la tendencia del planeta ápex (en el ejemplo, Saturno ), a desafiar continuamente el equilibrio que la oposición busca alcanzar. Este tercer planeta pivote suele excitar a los planetas de la oposición, generando un modo particular de expresión de toda la figura. Así, imaginemos esta figura como un circuito cerrado de energía en que existen tres fuerzas. A pesar de que el planeta ápex puede actuar habitualmente como tercera fuerza o “fuerza neutralizante”(conectando con la explicación anterior de Gurdjieff), por lo que la manifestación de los eventos del nativo que tuviese que ver con esta figura pasaría inevitablemente por la forma en que Saturno consiguiese expresar hacia el exterior esta energía (además en la casa 7, casa cardinal de relación, por lo que su manifestación sería muy difícil de ocultar para el nativo), la dirección de las energías dentro de este circuito estanco de tres fuerzas no tendría que pasar siempre e inevitablemente por Saturno como catalizador o “fuerza neutralizante” de la figura. Así, volviendo al ejemplo de la figura, si nos situásemos en la esfera de eventos que tienen que ver con Júpiter , esto es, en el sector 3 de la carta, casa mental por definición, podríamos encontrar ejemplos en que Júpiter actuase como ápex o fuerza neutralizante. De igual modo, cuando nos situásemos en un evento relacionado directamente con el sector 9 de la carta, obtendríamos que es Urano quien puede asumir el papel de planeta ápex o fuerza neutralizante.


Quizá un ejemplo sería más ilustrativo, partiendo del ejemplo de la figura comentada:
Una persona con esta configuración tendría siempre una gran tensión relacionada con la adquisición de conocimiento, sería más bien una compulsión, debido al tipo de energía implicado, de modalidad cardinal. Júpiter actuaría con una gran voracidad, queriendo acumular todo tipo de conocimiento, adquiriendo libros compulsivamente, y yendo siempre a salto de mata de una materia a otra, por el gozo que sentiría el nativo al expandirse intelectualmente. La mente funcionaría siempre a muchas revoluciones, siendo muy difícil para el flujo continuo de pensamiento.
Urano en el sector 9 de la carta daría al nativo la capacidad de romper con los dogmas establecidos socialmente, interesándose por materias poco ortodoxas, que le harían parecer un rara avis ante los demás cuando tuviese que definir su posición respecto a las categorías de la vida, a su tipo de ética e ideales, que estarían siempre alejados de lo considerado como “normal” para la sociedad de su época.


Por último, Saturno en el sector 7 de la carta, sector importantísimo, dado que habla primordialmente de nuestra pareja estable, del tipo de socio que buscamos para compartir nuestro proyecto vital, actuando como planeta focal o ápex de la tensión de la figura, lo que sería la fuerza “neutralizante” haría que el gran caudal energético de los dos planetas anteriores ( que podrían intercambiar su rol como fuerza activa y pasiva dependiendo de la situación y el momento) , sufriese un brusco parón, generando una gran tensión interior en el nativo. Aquí Saturno actuaría como una oficina de aduanas, si se me permite el ejemplo. Los grandes proyectos imaginados a través de la oposición de los otros dos planetas, muchas veces fuera de toda mesura y difíciles de alcanzar, circularían hacia una gran señal roja de “stop” que, normalmente vendría representada por la pareja del nativo, quien debería encarnar el papel de Saturno, haciendo de freno para tanta expansión intelectual utópica, para tantos proyectos a nivel mental. El nativo, continuamente debería pasar por la “oficina de aduanas” (Saturno en el sector 7), “declarar” que objetos quiere importar (Júpiter en sector 3) o exportar (Urano en sector 9). El inspector de aduanas, Saturno, actuaría como fiscalizador de todos estos planes, lo cual generará una segura tensión en el nativo, que cuando, en épocas tempranas de su vida de relación comience a saborear el sufrimiento que le genera esta constante sensación de ser fiscalizado, pasará mucho tiempo llevando la energía de un lado a otro de este circuito estanco, intentando encontrar una salida que no le desestabilice.
 

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