En este artículo, me he propuesto hacer algunos comentarios respecto a estas Leyes Universales, relacionados con mi trabajo de Astrología Multidimensional o “Cambio de Creencias”. Estoy trabajando en el desarrollo de una terapia para la astrología.
Mucho se ha escrito ya a estas alturas sobre la Tabla de Esmeralda, el Kybalion y Hermes Trismegisto. Resumiendo, los siete principios universales, o axiomas, tal como están descritos en el Kybalión son: www.hellenhandbags.com
- Mentalismo. El Todo es mente; el universo es mental.
- Correspondencia. Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Afirma que este principio se manifiesta en los tres Grandes Planos: El Físico, El Mental y El Espiritual.
- Vibración. Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.
- Polaridad. Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
- Ritmo. Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.
- Causa y efecto. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte o azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.
- Género. El género existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos. En el plano físico es la sexualidad.
PRIMERA LEY UNIVERSAL: PRINCIPIO DEL MENTALISMO, LEY DE AFINIDAD “EL TODO ES MENTE. EL UNIVERSO ES MENTAL”
Más allá del cosmos, del tiempo, del espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad substancial, la verdad fundamental. El 99% del Universo es espiritual, sólo el 1% es material, lo que podemos palpar y percibir por medio de nuestros cinco sentidos.
Todo cuanto nos rodea incluyendo nuestra respiración y nuestros pensamientos, es denominado materia por los científicos. Pero más allá de lo que vemos y percibimos e incluso comprendemos, está la realidad, el Todo, la Inteligencia Cósmica, lo que llamamos Dios, el cual podemos considerarlo como una mente infinita, universal y viviente, que está detrás de todo lo que entendemos como Creador.
Todo cuanto hay dentro del Universo pertenece a una creación mental. Nos movemos, vivimos, creamos, sentimos y pensamos dentro de una mente, que crea el Todo. Somos parte de él. No existe nada fuera del Todo. Por eso, por afinidad, esta Ley nos explica que nuestros pensamientos atraen a nuestra vida formas mentales similares a las que nosotros pensamos.
Los acontecimientos que se nos presentan son creaciones mentales nuestras y su calidad, buena o mala, dependerá de nuestros pensamientos, por lo que es muy importante que tengamos el control de ellos, sin permitir que vaguen a su antojo. Nosotros mismos somos creaciones mentales nuestras.
No nos podemos permitir el lujo de emitir constantemente pensamientos superficiales o negativos, tenemos que responsabilizarnos de que lo que pensamos sea armónico, porque la repetición de un mismo pensamiento genera una tendencia, que después nos es muy difícil modificar. Poniendo un ejemplo en imágenes, que resultará fácil de entender, cuando de las montañas baja el agua y año tras año durante mucho tiempo se repite este proceso, se forma un río, que a veces baja con mayor o menor volumen de agua, pero cuyo cauce siempre existirá. Incluso aunque el rio este medio seco, si se da una riada súbita, el agua va a buscar ese cauce para recorrer su camino. Por ello, nuestras ideas repetidas por costumbre, han creado en nuestra mente cauces por cuyo lecho se repite ese flujo de ideas. Es importante darse cuenta de que nuestras creencias, nuestra forma de ver la vida surge de esas repeticiones continuas de pensamientos. Constantemente pensamos lo mismo. Muchos Pensamientos Afines, han creado Grupos de ideas, que se han cristalizado en nuestra mente de esta forma. Pero aún más importante es darse cuenta de que este no es un mero proceso interno, sin importancia real exterior, sino que al contrario, y según la primera Ley, nosotros somos una Mente dentro de otra Gran Mente, de una Inteligencia Cósmica que interactúa con las mentes que constantemente crean una realidad en su interior, y esas mente en el interior de la Gran Mente, son las nuestras.
La mente, así como todos los metales y demás elementos, puede ser transmutada de estado, de grado, de condición, de polo y de vibración. La verdadera transmutación hermética es una práctica, un método, un arte mental; consiste en cambiar de naturaleza, de sustancia, de forma, transformarse en otra mente diferente. Esto, aunque a la mayoría le parezca imposible, y se empeñen en continuar repitiendo el infausto “Yo soy así”, es completamente posible, y no sólo eso, sino que tambien es lícito y es el camino que nos conduce a la liberación de nuestras cadenas y a vivir la vida que queremos vivir. Si cambiamos nuestras creencias respecto a nosotros, que no son más que repeticiones de ideas cargadas con emoción, cambiamos nuestra vida.
En la tradición se dice que el primer cambio que debe operarse en una persona es un “cambio de mente”, la “metanoia” que decían los griegos. Si buceamos en la mitología griega, vemos que Hércules sólo pudo vencer a la Hydra cuando la elevó en el aire, en el trabajo correspondiente al signo de Escorpio, un signo cuya intensidad emocional es enorme, porque debe enfrentarse a multitud de pasiones que parece que nunca se apagan. Igual que a la Hydra no cesaban de crecerle cabezas cada vez que Hércules cortaba una, porque siempre permanecía en contacto con el suelo, simbólicamente la parte de las pasiones. En astrología el elemento aire está conectado con la Mente, y es al principio de este apartado donde volvemos de nuevo: “Todo es Mente”. Si todo es Mente, si todas las ideas tienen entidad propia, tienen materialidad y la capacidad de interactuar con este Universo que continuamente se está autocreando y, permitidme la expresión, “recreándose” en ello, y si nosotros somos nuestras propias ideas, generadas con la suficiente fuerza por repetición, nosotros mismos tenemos la clave del cambio de nuestras vidas. Si aprendemos a pensar de forma diferente sobre nuestras vidas y lo que somos, tenemos la clave del cambio en nuestras propias manos. Hablo del cambio real, con mayúsculas, no de fantasías o quimeras imposibles, y lo reafirmo desde mi experiencia propia como investigador psíquico, astrólogo en ejercicio y especialista en cambio de creencias.
SEGUNDA LEY UNIVERSAL: PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA “COMO ES ARRIBA ES ABAJO, COMO ES ABAJO ES ARRIBA”
Este principio explica que siempre hay una correspondencia entre las leyes del cosmos y los estados del ser. Hay planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esta ley empezamos a comprender su mecánica.
«Como es arriba, es abajo», el Principio de Correspondencia es uno de los más importantes, ya que nos ayuda a comprender la organización del Universo en los diversos planos: es una Ley Universal.
Para los astrólogos, este principio es básico. En nuestra práctica astrológica, observamos los movimientos que se operan en el cielo (Arriba) y vemos el reflejo de su influencia aqui, en la Tierra (Abajo). En Astrología Mundana, una rama de la Astrología que se ocupa de los sucesos del Mundo (de ahí su nombre), estudiamos como afecta la influencia de un planeta que está cumpliendo cierto tránsito, o una determinada configuración astral en un momento concreto, a un país, una región o incluso una empresa.
Podemos ir más allá, y observando el Rayo de Creación, que Georges Gurdjieff introdujo en Occidente, podemos comprender cómo actuan las influencias planetarias sobre el hombre, y por extensión, ver claramente que la Astrología es el saber qué explica el contenido de esas influencias. Es decir, la Astrología es la «Ciencia de las Influencias Planetarias», de cómo lo que está arriba influye sobre lo que está abajo, algo que Gurdjieff nunca explicó en profundidad y únicamente indicó que nuestra “mecanicidad”, es decir nuestras rutinas no modificables que configuran lo que somos y como nos comportamos, era producto de esas misteriosas fuerzas planetarias, y también de nuestro medio ambiente; que la misma mecanicidad pasaba de padres a hijos por influencia y repetición de hábitos como algo aprendido, etc.
Dentro del «Rayo de Creación» encontramos a la Tierra en una posición muy alejada del Absoluto, orígen del Rayo y causa del mismo. Concretamente la Tierra se haya en el penúltimo nivel, definido con la nota MI de la Octava («Mixtus Orbis» o «mundo mezclado», en referencia a la posición del hombre en el mismo, capaz de comportarse como un ser bestial o capaz de alcanzar estados espirituales elevadísimos), y donde rigen muchas leyes en comparación con niveles superiores del Rayo Cósmico, concretamente 48 órdenes de leyes.
Es muy interesante notar que por encima de la Tierra se halla el nivel de los planetas, cuya nota asignada en la octava del Rayo es FA, nivel sujeto a 24 órdenes de leyes, y cuyo significado es FAtum; etimológicamente, la palabra latina fatum,-i significa oráculo, vaticinio, predicción y deriva en la palabra en español «hado»; así, fata Sibyllina serían los oráculos sibilinos. También tenía el significado de fatalidad. De la misma familia que fatum, -i encontramos fas, la ley divina. Así, comenzamos a entender porqué los planetas de nuestro sistema solar tienen tanto que ver en la formación de la personalidad humana, y por extensión en su mecanicidad.
A través de la Astrología podemos explicar qué es lo que hace que el hombre «permanezca dormido», «soñando que es consciente». Dormido en su propia mecanicidad, sin comprender su situación y cómo podría modificarla.
En el último peldaño del Rayo de Creación, aparece el nivel de los satélites de los planetas. Se les asigna la nota RE («Regina Astris»), y se dice de ellos que deben recibir la energia del Rayo para su evolución. Concretamente, en la Tierra se ha creado un «aparato» que hace que se pueda dirigir esa energía hacia la Luna, y así, la evolución de la misma continue. Ese aparato tiene mucho que ver con las emociones humanas y la imaginación. Qué curioso, en Astrología la Luna rige el mundo de las emociones y produce las dependencias emocionales (que nos encadenan a hábitos en los que buscamos seguridad) y el «romanticismo» ( una fuente de hipnosis). ¿Acaso el saber popular no se refiere a alguien «que está en la Luna» como alguien despistado, es decir, inconsciente? ¿no era eso contra lo que luchaba Gurdjieff con su Trabajo?¿No es acaso el nivel del Sol 12 el nivel máximo evolutivo al que puede aspirar un hombre en el sendero esotérico? ¿Saben que significa el Sol en Astrología? La esencia, lo superior en nosotros, el camino de la consciencia, del conocimiento real. Es lo que tenemos que encontrar a través del «segundo nacimiento». Recuerden el antiguo cuento del Trabajo que dice que desde el Sol hay una cuerda lanzada al hombre que quiera trabajar sobre si mismo, la ayuda que viene de un nivel superior al que se encuentra el hombre por su posición de nacimiento en este Mixtus Orbis que es la Tierra.
Gurdjieff decía habitualmente una frase a sus alumnos que se hallaban en un estado de identificación emocional, que puede parecer excéntrica, pero que tiene un gran significado oculto para el que pueda entenderlo: «Que no se les coma la Luna!!»
Normalmente, la gente viene a mi consulta por primera vez con una actitud de curiosidad, y salen con un sentimiento de sorpresa, de maravilla. La mayoría se pregunta ¿cómo es posible que la posición de los planetas en el momento en que nací me haya influido hasta el extremo en que lo ha hecho? La segunda Ley, “Como es Arriba es Abajo, como es Abajo es Arriba” es la clave del porqué la Astrología funciona. Y es la forma más rápida y precisa que he conocido de darle a cada individuo un autoconocimiento sumamente útil para su camino personal en la vida. Muchos me preguntaban, y yo mismo lo hacía: si todo estaba ya escrito allí en el cielo, por las influencias planetarias ¿el cambio en mi vida no es posible? ¿ya está todo determinado y nada podemos hacer para modificarlo?
Me llevo un tiempo descubrirlo, pero ahora ya estoy preparado para transmitir lo que encontré en mi camino como terapeuta, lo que llamé Astrología Multidimensional. El cambio, no sólo es posible, sino que es una necesidad. Debemos cambiar lo que nos hace sufrir, y podemos hacerlo. Ninguna mente superior a la nuestra ha decidido convertir nuestra vida en una tragedia, o darnos unas influencias planetarias que consideramos nefastas. Lo hemos elegido nosotros, con nuestras creencias previas, porque nuestra Mente decidió que así fuese. Por tanto, nosotros mismos lo podemos cambiar.
Simplemente, lo que olvidamos al nacer de nuevo a este plano tridimensional es que debíamos utilizar esta segunda Ley para obtener aquellas influencias planetarias que eran acorde con nuestras creencias, con nuestro nivel de consciencia antes de nacer de nuevo. Pongo un ejemplo: una persona que ha sufrido intensamente por amor, elige una influencia astral determinada para trabajar de nuevo con una creencia negativa en este sector de la vida. Se puede morir con la creencia de que el amor es igual a sufrir, por lo que la persona elige una determinada posición planetaria que genere de nuevo esta creencia, por ejemplo, Venus en Escorpio o Venus oposición Plutón.
TERCERA LEY UNIVERSAL: PRINCIPIO DE VIBRACIÓN “NADA ESTÁ INMÓVIL, TODO SE MUEVE, TODO VIBRA”.
Esta Ley formula el principio de que todo está en movimiento, que nada permanece inmóvil, y muestra cómo este conocimiento que ha sido dado mucho tiempo atrás, hoy también puede ser comprobado por la ciencia, a través del conocimiento que hoy en día tenemos de los átomos y las partículas subatómicas.
Todo vibra y todo se mueve, desde el Todo, que es espíritu, hasta nuestros pensamientos y nuestros cinco sentidos. Las moléculas, los átomos, nuestras células están en continuo movimiento. La cantidad de estos movimientos marcará la calidad de la vibración. Si es rápida es positiva y elevada, si es lenta es negativa y burda.
Que nuestra vida se desarrolle dentro de un marco positivo, dependerá de lo que trabajemos internamente para lograrlo. Podemos elevar la vibración de nuestros pensamientos por medio de la meditación, la visualización creativa y las afirmaciones. Con ello, poco a poco,.. o rápido (dependiendo de la intensidad de nuestro trabajo), lo que empieza como una letanía, termina grabándose en nuestro subconsciente, provocando cambios naturales de acción. Por lo tanto, la resolución de nuestra vida será positiva.
Cuando optamos por pensar y actuar negativamente, estamos manteniendo un nivel vibratorio bajo. Si nos empeñamos en vivir dentro de emociones negativas, del odio, el rencor, la envidia, la tristeza, el dolor, la corrupción, etc. estamos atrayendo hacia nosotros acontecimientos y personas de la misma calidad vibratoria.
De la misma manera, los pensamientos provocan emociones de igual calidad. A su vez, las emociones producen sustancias químicas en nuestro cuerpo de la misma calidad. Es aquí cuando nuestro físico refleja alguna enfermedad o dolor. Nuestra vibración interior materializa la vibración exterior. Si creemos en la enfermedad, atraeremos la enfermedad. Si creemos en el amor, atraeremos el amor. Mucha gente piensa que creen en el amor, en la suerte, en cosas positivas, pero no se dan cuenta de que sus creencias están realmente fragmentadas, divididas. Esto es fácil de ver a través de los aspectos entre planetas o de las posiciones planetarias en el tema natal de la persona, que configuran subpersonalidades con creencias propias. Si una parte de ti, que mora en la parte consciente de tu ser cree en el amor, y otra parte de ti, que mora en una parte inconsciente, no cree en él, aquí encontrarás la razón por la que se está dando en ti un autobloqueo, un autosabotaje, y por tanto, la Inteligencia Cósmica está recibiendo órdenes contradictorias, confusas, que reflejarás en tu propia vida.
Ejemplo: Un consultante con Júpiter en Géminis y Mercurio conjunción Saturno en Piscis me dijo que una parte de él pensaba que era muy inteligente, hábil, sobretodo en el trabajo (tenía a Júpiter en la casa 6, casa que trata de cómo trabajamos, entre otras cuestiones), pero otra parte de sí mismo, le hacía sentir torpe mentalmente, inadecuado, sin derecho a expresar sus pensamientos e ideas en publico. Esta parte le generaba un miedo irracional, más profundo que la otra parte representada por Júpiter en Géminis. Al explicarle las dos posiciones planetarias, tanto la de Júpiter en Géminis como la de Mercurio conjunto a Saturno, ambos en Piscis, el consultante vio con claridad porqué sus creencias respecto a su propia inteligencia eran contradictorias, y por tanto, él enviaba instrucciones confusas a la Inteligencia Cósmica en este sentido, haciéndole ésta vivir eventos de doble tipo, unos positivos y otros negativos, por lo que le era difícil escapar a la creencia de que en realidad era torpe mentalmente.
Esta tercera ley, que enseña el principio de que todo está en movimiento, la podemos ver en todos los niveles del Cosmos, desde el Microcosmos (Hombre) hasta el Macrocosmos (Mundo/Universo). Desde los átomos con sus electrones y protones, pasando por el corazón del hombre, sus procesos físicos, la respiración, la circulación sanguínea, el flujo neuronal, hasta la rotación de los planetas alrededor de soles que a su vez vibran emitiendo mayor y menor energía intermitente, y giran en grandes ciclos alrededor de otras estrellas más importantes de su propio sistema estelar. Todo nace y todo muere, todo se transforma de un estado a otro. Los planetas siguen orbitando, transitando y progresando, lo que a su vez hace que nuestra propia vida esté en continuo contacto con influencias cambiantes. Nada está estático, lo estático no existe en este Universo; es por ello que la perfección no existe, porque la sola idea de perfección implica algo que ya no se mueve más. Siempre habrá una nueva senda, una nueva posibilidad, una nueva meta, un nuevo día, un nuevo despertar, un nuevo significado que no vimos. Estamos en movimiento constante, experimentando multitud de posibilidades. Como dijo Einstein, la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. El Universo está continuamente transformándose, explorándose a si mismo, desarrollándose en nuevas vías de expresión y autoconocimiento.
Conocer esta Ley es de suma importancia, sobre todo para las personas que tienen sobrecarga de energía fija en la carta (Tauro, Leo, Escorpio y Acuario), dados al inmovilismo, reacios al cambio y a la mutación. Igual que el agua de un rio siempre fluye y nunca es la misma en el mismo punto del rio, así es en realidad el hombre, un presente espacioso, una energía en movimiento, un flujo, una corriente. La persona que sois ahora no mantiene una sola célula en vuestro cuerpo físico de las que poseiaís hace cinco años, ya que otras células han aparecido sustituyendo a las anteriores, para mantener la ilusión de vuestra estructura como ser individualizado y separado. La ilusión de que las cosas siempre pueden ser iguales, estáticas, sin cambios, es contra natura, es contraria a esta ley. Tarde o temprano hay cambio, hay mutación, hay reemplazo. Hemos venido a experimentar, y eso implica sumergirnos conscientemente en el cambio. Si no lo hacemos conscientemente, el Macrocosmos o Universo, a través de sus energías en movimiento, nos obligará a ello, a través de tránsitos y progresiones planetarias.
CUARTA LEY UNIVERSAL: PRINCIPIO DE POLARIDAD “TODO ES DOBLE, TODO TIENE DOS POLOS”
Todo es doble, todo tiene dos polos, todo tiene su opuesto. Los semejantes y los antagónicos son lo mismo. Los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado. Los extremos se tocan. Todas las verdades son verdades parciales. Todas las paradojas pueden reconciliarse.
Este principio nos explica que en todo hay dos aspectos y que los opuestos no son más que partes de la misma cosa, diferenciándose únicamente por su grado o vibración. Por ejemplo, el odio y el amor, el blanco y el negro, el bien y el mal. Ambos son lo mismo pero con diferente nivel de vibración, uno es positivo y el otro negativo. Leí en algún sitio que la persona que tiene más posibilidades de asesinarnos es nuestra propia pareja, porque es con la que vivimos todo tipo de emociones. Podemos pasar en cuestión de una semana de amar a una persona locamente a sentir odio y rencor hacia ella.
Desde un punto de vista astrológico, vemos la conexión con este principio de varias formas. Una de ellas es a través de los Ejes entre signos y casas. Por ejemplo, la casa 1 y la 7 forman un todo, al que podríamos llamar Eje Social o “Yo-Tu”. Son dos extremos de una energía mayor que se completa. Yo no estoy completo sin ti y tu no lo estas sin mi. ¿No os habéis preguntado nunca el significado profundo de la expresión “encontrar la media naranja”?
O los signos opuestos, que contienen cada uno lo que le falta al otro y forman un todo mayor. Por ejemplo, Cáncer y Capricornio, el hijo y el padre, la proximidad y la lejanía, la calidez y la frialdad; ambos se buscan porque perciben de forma inconsciente que el otro tiene algo de lo que uno carece, pero no son más que las partes de un Todo mayor. Uno es la sombra del otro, utilizando términos junguianos. El Puer que busca convertirse en Senex, y el Senex que busca a su Puer.
Por otra parte, cada energía zodiacal, puede ser vivida desde la forma más soez hasta la forma más elevada. Por ejemplo, alguien con Marte en Tauro, podría vivir preso de la lujuria o la codicia, o, en el otro extremo, convertirse en un genio de la decoración o de la pintura. Un nativo con Saturno en la casa 2, casa de las seguridades, podría enviarle al cosmos la creencia de que su conciencia es de pobreza, y caer en la avaricia, o, en el otro extremo, ser una persona dotada para la administración de asuntos mundanos, y aplicar el principio de coherencia y prudencia en este sector, lo cual le reportaría, seguridad, confianza, y disponer siempre de dinero.
Si eres Géminis, podrías vivir en una constante fluctuación mental, disperso y sin objetivos claros, o también podrías ser una persona rápida, hábil y de una agilidad mental resaltable.
El comprender este principio nos da la capacidad de transmutar nuestras creencias. El cambio es posible porque en nuestro interior ya existen diferentes posibilidades dentro de una misma escala. Por ejemplo, si vivimos con miedo, podemos cambiar la polaridad y transformarlo en valor. No podemos quitar el miedo, borrarlo de nuestra vida, porque si lo hacemos estaremos borrando también a su opuesto positivo, en este caso, el valor. Por eso es importante no eliminar sino transformar. Siempre aconsejo haber vivido todo lo negativo, no intentar negarlo, rechazarlo o proyectarlo en los demás. Si tienes codicia, vívela, entiéndela, sumerjete en ella hasta que la conozcas, y entonces estarás preparado para hacer un trabajo de transmutación con esa energía. Olvídate de las creencias sobre el bien y el mal, sobre el castigo, la culpa. El Universo no es un implacable juez y castigador. Somos nosotros mismos quienes con nuestra culpa lo hacemos. Nosotros utilizamos al SuperYo (Saturno) para negar a nuestro Yo Superior o Esencia (Sol), para limitarlo, responsabilizarlo, juzgarlo o criticarlo. Sólo tu pusiste tus propios límites, y sólo tu puedes romperlos.
Lo importante de esta transmutación es que cuando percibimos emociones de baja vibración, podemos transformarlas elevando su vibración; para ello, la imaginación dirigida y visualizar de forma regular resulta muy útil.
Ser conscientes de este principio abre las puertas al inicio de una transformación interior total, porque comprendemos que el poder del cambio es nuestro y no depende de terceras personas ni de las circunstancias externas. Podemos asumir nuestra propia responsabilidad y utilizar nuestra creatividad en el cambio de creencias.
QUINTA LEY UNIVERSAL: PRINCIPIO DEL RITMO “TODO ASCIENDE Y DESCIENDE, TODO SE MUEVE COMO UN PÉNDULO”
Todo fluye y refluye; todo tiene períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo. La medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que hacia la izquierda. El ritmo es la compensación.
Este principio significa que nada se mantiene en el mismo estado, que todo cumple un ciclo. Es decir, a todo periodo de actividad le sigue otro de descanso.
En todos los planos y en todos los elementos que los componen se cumple en forma irreversible esta ley. Por ejemplo: el día y la noche; las estaciones del año; el contrapunto del verano es el invierno y el de la primavera es el otoño; las plantas que tras el período de dar frutos, flores y hojas, les sigue una etapa en que parece que duermen, para luego volver a florecer. El ciclo de la vida también cumple con esta ley: todo nace, entra en una etapa de evolución y en cierto punto empieza a declinar hasta que muere.
Los universos se crean, alcanzan el punto más bajo de materialidad y entonces comienza la oscilación de vuelta. Los soles nacen, llegan a la cumbre de su poder, y empieza el proceso de retrocesión. Estos son los grandes ritmos, pero el Principio lo vemos en todo.
Los planetas transitan por los signos, cada uno con su propio ritmo, dando vueltas al zodíaco en incontables ciclos. No es casualidad que sea la esfera la figura que representa el zodíaco y los tránsitos planetarios, ya que ninguna otra figura geométrica puede representar el simbolismo del eterno retorno. Un determinado ciclo se vuelve a repetir tras haber desaparecido sin dejar rastro en el pasado. Todo retorna. Una misma configuración planetaria se da aproximadamente cada 250 años; así, para que nazca una persona con las mismas posiciones planetarias en su tema natal a las tuyas debe transcurrir aproximadamente ese lapso de tiempo.
En un ciclo tan corto como el lunar, que dura aproximadamente 28 días, tenemos el reflejo perfecto de este principio. A una fase inicial (Luna nueva), le sigue una fase de ascenso (Luna creciente), una fase de culminación (Luna Llena), una fase de descenso (Luna menguante), para iniciar de nuevo lo que los antiguos llamaban la Gran Ronda, en la siguiente Luna nueva.
Tenemos períodos de avance y expansión, a los que siguen períodos de retracción y dificultades, y a la inversa. La Astrología nos enseña a verlos antes de que ocurran. Lo que buscamos a través del conocimiento astrológico, es ubicarnos en el centro de este gran circulo celeste donde tiene lugar el principio del Ritmo. Entre la maraña de influencias planetarias, dentro de ese laberinto rítmico, los que saben buscan el Centro. Dicen que en el centro de una tormenta hay un lugar de calma, de reposo, es ahí a donde nos dirigimos conscientemente los que conocemos esta Ley. (Ver en la imagen inferior la parte central de la carta astral el punto que marca su centro, más allá de los vaivanes de las influencias planetarias; ese es el objetivo del hombre equilibrado)
SEXTA LEY UNIVERSAL: PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO “TODA CAUSA TIENE SU EFECTO, TODO EFECTO TIENE SU CAUSA”
Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa. Todo sucede de acuerdo con la Ley. La suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no reconocida. Hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley.
Este principio nos hace ver que la suerte no existe. Tampoco existe la casualidad. Todo es una causalidad. En cualquiera de los diferentes planos que existen, esta ley se manifiesta, es trascendental, puede reflejarse de una vida a otra. Es la respuesta de un Universo perfectamente bien organizado, que responde a los actos y las creencias del hombre y que le da a cada quien lo que ha buscado y lo que merece por sus propias creencias. No hay error, se trata de una ley justa, que lo abarca todo, tanto los pensamientos como las acciones.
Somos seres multidimensionales, formados de sustancia espiritual que es capaz de experimentar a través de diferentes cuerpos en diferentes momentos, y somos capaces de vivir en diferentes estados de consciencia y tener experiencias de todo tipo en esos cuerpos, por lo que no parece difícil que eventos que nos sucedieron en vidas anteriores estén muy arraigados en nuestro inconsciente, y nos afecten de forma muy intensa aún en esta vida. En astrología, las casas, signos y planetas en agua nos pueden dar mucha información sobre estos materiales psíquicos residuales. Todos hemos oído historias de personas que tienen miedos y fobias irracionales, sin ninguna lógica aparente, sin ningún trauma actual que lo explique.
Vuestra carta astral, si estudiáis u os interesáis por la astrología, os dirá mucho sobre vuestro nivel de consciencia en el momento en que moristeis anteriormente. Hablo de reencarnación efectivamente. Ese momento, no hace mucho tiempo, en que nacisteis en esta realidad tridimensional, fue elegido por vosotros como uno de los futuros probables a desarrollar. Dado que somos seres poderosos, y nuestra realidad responde a nuestras creencias, el tipo de creencias y de consciencia con que morimos, es la causa del diseño de tu futura carta astral.
Somos seres sumamente creativos, tanto que se nos permite ir cambiando de disfraz (carta astral), pero no porque nos obliguen a vivir algo obligatoriamente, sino porque nosotros elegimos expresar nuestra diversidad infinita de muy diversas formas. Tenemos libertad para hacerlo, incluso para cambiarlo si no nos gusta. Si ahora mismo tu creyeses que se puede cambiar tu carta astral, si lo creyeses de verdad, hasta afectar a la parte de ti que tiene poder de verdad, yo la llamo «Yo superior», Jung la llamaba «self», Gurdjieff «esencia», la religión «Dios», «Espiritu» (todos la tenemos, unos estamos más en contacto que otros), podrías cambiar tu sufrimiento desde ya. Podrías cambiar tu carta astral, las influencias que te mueven y que aparentemente te condicionan.
SÉPTIMA LEY UNIVERSAL: PRINCIPIO DE GÉNERO “TODO TIENE SU PRINCIPIO MASCULINO Y FEMENINO”
Este principio encierra la verdad de que el género se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino. Esto no sólo ocurre en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual.
La mente subconsciente, que es la que sueña, imagina y visualiza, corresponde al elemento femenino, y se ubica físicamente en el lado derecho de nuestro cerebro. Al elemento masculino corresponde el consciente o mente objetiva, en nuestro cerebro izquierdo.
En el mundo físico este principio se manifiesta como «sexo», y en los planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio subsiste siempre el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin este principio. Cada ser contiene en sí mismo sus dos elementos.
Parafraseando a Jung, todos tenemos un Ánimus (principio masculino) y un Ánima (principio femenino), y si no somos conscientes de nuestra parte masculina o femenina seguramente la proyectamos sobre personas de nuestro entorno, con la esperanza de que nos den esa parte que inconscientemente sentimos que nos falta.
En astrología se puede ver fácilmente qué signos y planetas representan el Ánimus y cuáles el Ánima. Los signos masculinos o activos (Jung diría “extrovertidos”) son Aries, Géminis, Leo, Libra, Sagitario y Acuario, y por el contrario, los femeninos, pasivos o “introvertidos” serían Tauro, Cáncer, Virgo, Escorpio, Capricornio y Piscis. Hay planetas que conectan arquetípicamente con el Ánimus masculino, como son el Sol, Marte, Júpiter, Saturno y Urano, y planetas que se sienten muy cómodos representando el Ánima femenina, como la Luna, Venus o Neptuno.
Si tomamos un ejemplo como el tema natal de Michael Jackson, veremos que los principales indicadores de su personalidad, Sol, Luna y Ascendente, están en signos pasivos/femeninos, planetas están en signos pasivos, claro indicador de que Michael estaba conectado de forma profunda con el arquetipo del Ánima o parte femenina. Podéis buscar alguna entrevista de las que le hicieron para daros cuenta inmediatamente de su fuerte “ánima”.
Lo contrario sucede con Angelina Jolie, cuyo Ánimus o principio masculino/activo es muy fuerte, a pesar de su apariencia marcadamente femenina (Venus en Cáncer conjunción ascendente). El peso de los signos masculinos en su tema es evidente, sobretodo el de Aries, lo que le da un carácter muy fuerte.