A veces, durante la consulta, surgen preguntas en el consultante sobre lo divino, sobre el sentido de nuestra vida y el lugar que nos ha tocado vivir en el cosmos.
El símbolo del círculo con un punto en medio, se utiliza para representar al Sol, nuestra conciencia, nuestro espíritu, la parte divina que encarna en este plano tridimensional. El círculo es la figura perfecta para representar un sistema en el que el tiempo transcurre en ciclos que se repiten.
El tiempo no es lineal; si lo fuera, un círculo no podría representar nuestra carta astral, se representaría sobre una línea u otro tipo de símbolo.
En nuestra carta astral, se despliegan una serie de símbolos cerca de la circunferencia exterior, que representan los arquetipos planetarios, y se relacionan entre sí a través de aspectos. A través de sus posiciones, nuestra vida y nuestro carácter recibe unas influencias determinadas, siendo el lienzo de nuestra vida irrepetible. Nos convertimos en la pluma de una mano invisible que crea algo único, nuestra vida.
¿A donde dirigirse? ¿Cuál es el sentido de toda esta obra teatral que llamamos «vida»?
Fijaos en la figura que encontramos en el centro del círculo: otro círculo. Los místicos lo han declarado siempre: todo está dentro nuestro; la búsqueda exterior siempre conduce al mismo sitio, a mirar nuestro interior y buscar allí las respuestas. En lo más profundo de nosotros, está el recuerdo de la unidad esencial de todas las cosas; no es algo que debamos obtener fuera de nosotros mismos.
Tras el despliegue planetario, tras la actividad exterior, tras el «yo soy así» y todas las canciones y grandes éxitos que nuestra personalidad canta, con nuestras virtudes y nuestras miserias; tras el esfuerzo, tras las crisis, las luchas y las aparentes victorias y goces, la respuesta siempre ha estado en el mismo sitio; está dentro, en el corazón. Los que saben siempre han dicho que el intelecto nunca podrá explicar lo Absoluto. El camino a lo Absoluto está en el centro de nuestro Ser, en nuestro corazón. La emoción de mayor calidad y refinamiento es el Amor, porque nos recuerda la Unidad fundamental de todas las cosas.
Quien reconoce la Unidad bajo la Multiplicidad ha dado con el gran secreto.