Esta semana vimos en clase de astrología el eje de las casas 3-9. El llamado «eje del conocimiento», perteneciente a la cruz mutable. Estas dos casas tienen analogía con los signos de Géminis y Sagitario.
Así como las casas cardinales (1,4,7,10) son casas de acción, y las casas fijas (2,5,8,11) pueden representar los escollos y dificultades más duraderos en nuestro camino, las casa mutables (3,6,9,12) nos hablan de conocimiento, aprendizaje y cambio.
El antiguo cuento oriental del cochero fue explicado por Gurdjieff de una nueva forma, una forma psicológica.
En uno de sus fragmentos decía:
“El trabajo sobre sí debe comenzar por el cochero. El cochero es el intelecto. A fin de poder oír la voz del amo, ante todo el cochero no debe estar dormido — se debe despertar. Luego, puede suceder que el amo hable un lenguaje que el cochero no comprenda. El cochero debe aprender este lenguaje. Cuando lo sepa, comprenderá a su amo. Pero esto no basta, debe también aprender a conducir el caballo, a engancharlo, a alimentarlo, a cuidarlo, y a mantener bien el carruaje — porque no serviría de nada el que comprenda a su amo, si no está encondiciones de hacer algo».
En la casa 3, la mente o cochero (Mercurio) debe adquirir conocimiento, debe ser curiosa, debe tener el deseo de conocer (Géminis).
En la esta casa, la mente fluctúa, va de aquí para allá constantemente, viajando y moviendose sin cesar, posándose en diferentes ideas y conceptos, cuestionando, intentando entender algo más allá de los datos, imágenes e ideas. Intenta formarse una representación lo más completa del mundo del mundo acumulando datos y conocimiento. Puedo entender algo muy claramente en este momento, pero puedo perder mi comprensión en un momento posterior, cuando sería particularmente útil para mi (casa 3-9).
Mercurio debe ser curioso y cuestionador (Géminis), pero también debe atender a los detalles (Virgo), debe tener la voluntad de trabajar y no pasar todo el dia en la Taberna emborrachándose (pasar directamente al retiro/huída de la realidad que gobierna la energía más negativa de la casa 12 de Piscis).
En esa etapa, hay que trabajar, trabajar, trabajar (casa 6). Utilizar la mente analítica y objetiva, que en la parte mecánica del centro mental-intelectual funciona con una energía más lenta y menos refinada (Hidrógeno 48) que el Centro emocional (Hidrógeno 24).
En la casa 6 uno sólo tiene sus propios esfuerzos para seguir adelante, su propio trabajo. Tiene ideas y conocimiento (casa 3), pero debe hacer algo útil con ellas, debe producir algo (casa 6). Los grandes significados (casa 9) y los elevados estados de consciencia (casa 12) aún quedan muy lejos de nosotros.
Pero a través del ejercicio frecuente de la atención en el presente y a través de la observación de uno mismo, que requiere un trabajo riguroso, analítico y sostenido (casa 6), uno va conectando con estados de consciencia cada vez más elevados. La consciencia tiene tres características: frecuencia, duración y profundidad.
Hay que aprender a pensar correctamente, a retener las ideas que realmente nos son de utilidad. Eso se hace con trabajo y esfuerzo (casa 6). ¿Acaso no fuimos expulsados del Paraíso (Elevados estados de consciencia) y debemos ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente (Trabajo sobre uno mismo)?.
Uno debe fragmentarse a si mismo (ver los múltiples Yoes/signos,planetas,aspectos) que conforman sus islas psíquicas gravitatorias, estudiarlos, debe separar el trigo de la paja, debe utilizar el método científico, con inteligencia (casa 6).
Y sobretodo, valorar mucho los pequeños esfuerzos, ser humilde (pequeños pies, pequeños pasos). La lucha contra los hábitos establecidos es como la lucha entre David y Goliath ¿Cómo puede David vencer a Goliath? ¿Cómo puede Jesus vencer a la multitud? ¿Cómo pueden “pocos” vencer a “muchos”? El secreto está en plantearse pequeños propósitos (casa 6), en lugar de centrarnos en la gran guerra (casa 9), ya que si me centro de entrada en una escala demasiado grande no podré vencer.
Hay que reafirmar, reafirmar y reafirmar cada pequeño propósito constantemente, hay que trabajar, trabajar y trabajar (casa 6).
En la casa 9 tenemos el gran viaje interno y externo (Júpiter-Sagitario). Ya no se quiere sólo conocer o trabajar, se quiere aplicar, experimentar y ser uno mismo lo conocido (3) y trabajado (6). Se quiere salir al exterior, hay una comprensión de algo más grande que nos llama si estamos disponibles. Sólo el hombre que tiene una comprensión de que existe algo más grande y elevado que él mismo, otros Cosmos Superiores, puede experimentar los múltiples niveles y significados de la casa 9. En ella, el Nivel de Ser aumenta porque en las etapas previas hemos adquirido conocimiento y nos hemos esforzado en entenderlo y en aplicarlo.
Uno comienza a recibir ayuda y comprensión a través de múltiples significados. Se comprende que formamos parte de algo mucho más grande y que existen propósitos enormes de los que podemos formar parte, ayudando a nuestra manera. La mente se vuelve más abstracta. El análisis propio de la casa 6 deja paso a algo más grande y emocional, que incluye nuevas esferas del Ser.
Se busca una razón superior en todo lo que se emprende. La actitud se vuelve más positiva que en la casa 6, donde muchas veces los esfuerzos no se ven recompensados y a veces se cae en la negatividad, un estado que hay que evitar a toda costa cuando se está realizando un trabajo interior.
Uno comienza a estar bajo la ley del Destino (consciencia) y no del Accidente (mecanicidad).
En la casa 12 (Piscis), se comprenden las cosas más allá de la mente analítica, los opuestos ya no existen en nuestra consciencia como antes lo hacían, y se ven cientos de intervalos entre el blanco y el negro. La certeza mental da paso a la profunda comprensión emocional de que en el nivel en que uno se encuentra no hay certezas absolutas. Sólo hay una profunda conexión con otros Cosmos (personas), tanto inferiores (niveles de la naturaleza) o superiores (elevados estados de consciencia en los cuales podemos recibir ayuda).
Dar a los demás se vuelve natural, porque el sentimiento del YO se ha debilitado y se está trascendiendo, y en este dar, en este “bajar los muros del ego”, uno no cesa de recibir de otras fuentes, de los “Centros Superiores”. Se despierta la intuición, algo más refinado y que funciona en una frecuencia superior a la del análisis y de la crítica, estrictamente intelectuales. Se despierta algo que puede moldear y ayudar a dirigir la propia vida, tal como un artista pinta un cuadro de colores muy vivos o realiza una bella escultura. Esta belleza no se sabe de donde viene, pero sin duda viene de alguna fuente superior a uno mismo.
El artesano (casa 6) busca realizar el milagro (casa 12), pero solo entrará en la casa 12 si se aventura primero en la casa 9 y se convierte en algo más, si se convierte en alguien que arriesga, que experimenta (casa 9).
En la historia de Moisés ascendiendo para encontrar a Dios y descendiendo del Monte Sinaí, tenemos una alegoría de nosotros ascendiendo en la Pirámide del Ser, ascendiendo por las casas mutables, de un estado más bajo a un estado más elevado de consciencia. Moisés emprende un viaje (casa 9) y entra en una nube en la cumbre del Sinaí, caminando a lo desconocido (casa 12), lo que es exactamente nuestra situación. Moisés baja de la Montaña con las tablas de la ley (casa 9), las cuales permanecen accesibles aun después del descenso, cuando el estado elevado de consciencia ya no está ahí.
Simbolizan nuestra memoria de estados de consciencia más elevados, y hay que saber trabajar con ellos (casa 6) y poder transmitirlos y explicarlos a los demás, incluso ponerlos por escrito (casa 3).
Es importante darse cuenta de que las casas mutables vienen tras las casas fijas. En estas casas están nuestros hábitos más arraigados, nuestros Yoes más inmovilistas y mecánicos.
Gurdjieff decía que el conocimiento superior-sabiduría (casa 9) no puede venir a la gente sin esfuerzo (casa 6) por su parte, y que el hombre no puede alcanzar el conocimiento si no hace esfuerzos. Sólo por sus propios esfuerzos, puede alcanzar lo que busca. Nadie puede hacer por el hombre el trabajo que debe hacer por si mismo. Todo lo que otros pueden hacer es impulsarle a trabajar, y desde este punto de vista, el simbolismo, adecuadamente percibido, juega el rol de impulso de esta clase para nuestro conocimiento.
Fijemonos que las pruebas de las casas fijas son enormes y nos ocupan un tiempo y desgaste enormes: (Tauro-bajos instintos, placeres sensoriales, la serpiente en el centro físico devorándonos, comer, pereza, codicia, ansía de acumular placer) (Leo- vanidad, orgullo, arrogancia, sentimiento de la propia importancia, darse por sentado, creer que uno tiene derechos por ser quien es, sin haberlo merecido, pensar que se es mejor que los demás) (Escorpio- ansía de poder, celos, envidia, angustia, intentar dominar a toda costa, desechar continuamente porque nunca se está satisfecho) (Acuario, volverse un lunático en el sentido que Gurdjieff utilizaba, uno que cree que puede cambiar el mundo cambiando las circunstancias exteriores, vivir siempre en el futuro pero en realidad “no hay nadie en casa”, la soberbia intelectual, pensar que siempre se tiene razón y que los demás se equivocan).
Retomando la frase con la que empecé el articulo, podemos superponer algunos significados de la cruz mutable:
“El trabajo sobre sí (casa 6) debe comenzar por el cochero. El cochero es el intelecto (casa 3). A fin de poder oír la voz del amo, ante todo el cochero no debe estar dormido (no podemos empezar por el nivel inferior de casa 12) — se debe despertar. Luego, puede suceder que el amo hable un lenguaje que el cochero no comprenda (casa 9 lenguas extranjeras- casa 12, símbolos y lenguas extrañas).
El cochero debe aprender este lenguaje. Cuando lo sepa, comprenderá a su amo (casa 9). Pero esto no basta, debe también aprender a conducir el caballo-emociones, a engancharlo, a alimentarlo, a cuidarlo, y a mantener bien el carruaje— porque no serviría de nada el que comprenda a su amo, si no está en condiciones de hacer algo de utilidad (casa 6).