Osho fue y es conocido por ser uno de los maestros espirituales más irreverentes del pasado siglo.
Si uno estudia atentamente su vida y escucha sus discursos se dará cuenta de que está ante alguien que no puede pasar desapercibido bajo ninguna circunstancia. Orologi Cuando te acercas a su figura, quizá te suceda que te quedes prendado de él y de su forma de exponer su enseñanza, y sientas que estás ante un maestro único e irrepetible, de una profundidad en su discurso arrebatadora, y emerge como una de esas rara avis que nos puede elevar a las alturas espirituales, a través de una inteligencia sumamente contradictoria, cuyo principal objetivo era acabar con la tiranía de nuestra mente lineal y asociativa.
O quizás, si te fueses al polo opuesto, al otro extremo, te quedes únicamente con la idea de que era el cabecilla de una secta que llegó a tener miles de miembros en los años 80 y que promovía el libertinaje sexual y se aprovechaba de sus discípulos para hacerse millonario y pasearse en su flamante flota de Rolls-Royce.
Elijas el bando que elijas, lo que tengo claro es que Osho fue una persona controvertida y excepcional, que no dejaba a nadie indiferente.
En su enseñanza, que usualmente impartía a través de discursos, tocaba el núcleo de todas las religiones y principales tradiciones religiosas históricas, y daba aportes y puntos de vista muy originales sobre las mismas. Es difícil encontrar puntos de vista tan originales como los suyos.
Mi intención con este breve artículo no es analizar su carta, y si dar un punto de vista algo diferente, y comentar varios aspectos del momento de su muerte, que como astrólogo me resultan interesantes.
Si entramos un momento en su carta natal, nos encontramos a un Sagitario ascendente Géminis, un maestro capaz de argumentarlo todo, de vender cualquier idea, y además, el paraíso. El Sol se halla a disposición de Júpiter en Leo en casa 3, por lo que no cabe duda de que estamos ante un convencedor nato, alguien capaz de transmitir sabiduría con su forma de expresarse y que tiene pleno convencimiento, plena fe en su discurso. Su sentido del humor era muy agudo (Sagitario), pero lo presentaba con una fina ironía y a veces era sarcástico, y mientras todo el auditorio explotaba en carcajadas ante sus chistes, historias o argumentos sorprendentes, él se mantenía muy serio y seguía hablando como si nada ocurriese (aquí tiene una gran influencia el peso de los planetas personales en Capricornio en su carta).
A simple vista, en su tema rápidamente destaca el gran trígono de fuego, implicando a Sol, Júpiter y Urano, lo que le hace un maestro sumamente original y carismático, capaz de arrastrar a la gente en pos de un ideal, y que tiene muy claro que ha venido a transmitir una sabiduría muy original.
También llama la atención ese Urano ápex en Aries, en una gran T Cuadrada en signos cardinales. Él se siente muy diferente, tiene una forma única de ser y de hacer, totalmente no convencional, y tiene un desarrollo intelectual tan acelerado que no es posible seguir su ritmo.
Su Urano en casa 11 indica claramente que ha venido a transformar las conciencias, a sacudirlas, y lo hará a través del tema de casa 11, el grupo.
Leyendo a Osho, uno puede ver reflejados claramente en su discurso varios elementos de su carta.
Cuando habla y habla, y argumenta sin freno, y nos vende el paraíso y la iluminación para todos, se está manifestando el Sol en Sagitario y su ascendente en Géminis, así como su Júpiter en casa 3.
Cuando nos dice que él no tiene biografía, que es una “nada”, que ya no hay contenido y el continente que fue también desapareció, está hablando su Neptuno cuadrado al ascendente.
Y cuando nos sacude y rompe nuestra lógica con argumentos tan originales que no es posible rebatir de ninguna forma, es su irreverente y genial Urano ápex, el que nos golpea.
Pero quería ir un paso más allá y por eso calculé los coeficientes de su carta astral.
Sorprendentemente, y si se conoce a Osho, es muy difícil decirlo a priori, que el regente de su carta es Saturno y no Júpiter, Urano o Neptuno, como podría fácilmente pensarse si se sabe algo de astrología.
¿Y que significa esto? Pues que la vida le estaba pidiendo a Osho que desarrollase todo lo que Saturno implica: sentido común, responsabilidad, honradez, trabajo duro y esfuerzo, seriedad, respeto por las estructuras, etc.
Vaya..si algo no hizo Osho fue comportarse como quería Saturno. Y ya sabemos como se las gasta Saturno cuando no se doblan las rodillas cuando él lo pide.
Si vamos al momento de su muerte, tenemos al viejo y estricto Saturno-Cronos cobrándose la factura que el sarcástico Osho había dejado por pagar durante su original y poco saturnina vida:
El 19 de enero de 1990, momento de su fallecimiento, Saturno está aplicando a la conjunción con su Saturno natal en casa 8 (casa de la muerte).
Si utilizamos la técnica de las direcciones de arco para ese año con Saturno y Plutón (en oposición partil en su carta natal), veremos que ambos, trasladándose 58 grados hacia adelante (uno por año de vida), forma una oposición en casa 10 (Saturno) y 4 (Plutón), y se cuadran ambos con su Sol natal (vida).
Un ataque colosal a su vitalidad por parte de estos dos planetas tan vinculados con el sufrimiento y la muerte, que Osho ya no pudo superar.
A pesar de que Saturno engulló a Osho cuando llegó la hora del banquete y la mesa estaba puesta, antes nos dejó disfrutar de uno de los maestros más originales que haya visto la humanidad, y su legado sigue creciendo y creciendo, algo que ni el limitante Señor de los anillos ha podido evitar.