REFLEXIONES SOBRE RUPTURAS FAMILIARES Y DEONTOLOGÍA ASTROLÓGICA

En no pocas ocasiones los astrólogos tenemos que estudiar varias cartas para una misma consulta. Son consultas más complejas que tienen que ver con una situación que afecta a varias personas, generalmente de una misma familia.

Vienen a verme mujeres jóvenes o de mediana edad que está pasando una mala época con sus maridos, planteándose seriamente la posibilidad de separarse, y el matrimonio tiene hijos, lo que complica la situación.

Para estas consultas, y con el ánimo de dar la información más precisa posible sobre lo que está ocurriendo, siempre miro muchas cartas, incluyendo no sólo las natales de la consultante y de su marido, junto con sus tránsitos y progresiones, sino también la sinastría entre ambos y sus revoluciones solares (la actual y la siguiente).

Con todas estas cartas se obtiene mucha información sobre lo que está ocurriendo entre ellos, y si se trata de una crisis pasajera o de algo de mayor calado, ya que mis consultantes, como es natural, siempre preguntan precisamente eso, si no será algo que las afecta sólo a ellas, si no es que realmente son ellas las que están fallando en la relación por sentirse como se sienten y la cosa podría aún tener solución. Esta pregunta es lógica, porque cuando vienen, llevan tiempo angustiadas y sufriendo, y cuando uno se plantea algo tan fuerte como romper un matrimonio con hijos, es normal que las dudas y la culpa le asalte a uno con todo tipo de argumentos que dañan el propio cuerpo emocional.

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Este tipo de consultas son especialmente importantes por todo lo que está en juego, y por ello siempre pido las cartas natales de los hijos, porque en ellas,  por principio de sincronicidad, de vibración y de correspondencia, y sabiendo, como no puede ser de otra forma, que cuando un grupo de almas viene a forma una familia, todos los temas natales están conectados entre sí (genealogía astral), y los hijos ya traen un programa relacionado con eventos que deben vivir respecto a sus padres, sabiendo todo esto, no dejo de sorprenderme de la trama argumental sincrónica que se ve entre las cartas de los hijos y de los padres, y los momentos que cada una de esas cartas indican respecto a algo que va a suceder en la familia.

Los niños ya traen en sus cartas información sobre la separación de sus padres, sobre el momento en que ocurrirá la misma y sobre cómo vivirán ellos su vida teniendo un padre o madre ausente. Hay que tomarse el tiempo necesario para mirar lo que los significadores de padre y madre en sus cartas indican, la posición y afectación que tienen en las revoluciones solares en curso, cuál es el señor del año en sus revoluciones y cuán afectado se haya en ellas, todo cuestiones que requieren un conocimiento astrológico profundo.

A muchos consultantes lo único que les preocupa es el bienestar de sus hijos, como es natural, porque ya hace tiempo que han desconectado de sus parejas, y saben que el matrimonio ya no tiene el significado que debería tener.

Siempre que me hacen este tipo de consultas, están viéndose multitud de cosas en todas las cartas, tanto en las estáticas (natales) como dinámicas (tránsitos, progresiones, direcciones, revoluciones) de todos los implicados.

Si la pregunta que se me hace es ¿Qué hago?,  respondo en la misma dirección:  “fíjate todo lo que está sucediendo ahora mismo en el cielo, y toda la información que dan las cartas, pero no me pidas que tome una decisión por ti, porque eso sería poner sobre mis hombros una responsabilidad que sólo te corresponde a ti, por el libre albedrío que tienes y que debo respetar”.

Bajo mi punto de vista, el astrólogo es un consejero, que tiene una gran responsabilidad, y debemos sopesar muy bien qué aconsejamos a las personas que vienen a vernos con grandes problemas, y no excedernos en nuestras competencias por el momento de debilidad o la confianza ( a veces ciega) que el consultante pone sobre nosotros.

Ser honestos, justos y precisos en nuestros comentarios y consejos a los consultantes puede ser una labor muchas veces complicada y que requiere de recalibración consulta tras consulta, mes a mes, año a año. Cada astrólogo debe encontrar el punto medio en este asunto, a través de la experiencia.

Me ocurre con frecuencia que, analizando la carta natal de la consultante, veo que no podrá aguantar la presión astral a la que se ve sometida cuando ha venido a la consulta, que las cartas de marido e hijos indican que va a haber una ruptura, pero debo poner otros elementos sobre la mesa, para que el cuadro sea completo.

Si en la revolución siguiente se ven grandes problemas a nivel económico o a nivel de comportamiento de los hijos, hay que decirlo. Porque es fácil decirle a alguien que si, que en 10 cartas diferentes se ve la ruptura y que no hay más salida, pero no avisar de las consecuencias de la misma. Lo cual no significa que esa persona no deba separarse, pero repito que es algo que debe decidir ella, no el astrólogo.

Así que, ojo astrólogos, con no asumir más atribuciones de las que nos pertocan, porque en no pocas ocasiones las personas, ante un problema, o quizás sin tenerlo, toman decisiones en la vida en función de nuestras interpretaciones.

Aunque no acabaré este breve articulo-reflexión, sin comentar que algo que me tranquiliza en mi labor como astrólogo es que, en muchas ocasiones tengo oportunidad de ver las cartas de la familia cuando todo ha ocurrido ya, así que el Cosmos ha realizado lo que ya anunciaba previamente,  sin que el astrólogo tenga que intervenir previamente para ratificarlo.

En esas ocasiones, nuestra labor es más de escribas o periodistas, reforzando nuestros modestos conocimientos astrológicos en nuestra labor de investigadores, de cara a futuras consultas que nos plantearán nuevos retos.

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