JÚPITER, NEPTUNO Y LAS VIRTUDES TEOLOGALES

Siguiendo con el articulo anterior sobre Saturno, también es interesante dar un repaso a lo que los antiguos llamaban las “virtudes teologales”, cartier replica watches

y su total conexión con los valores que Júpiter y Neptuno proponen. Recordemos que ambos son corregentes de Piscis, así que la conexión entre ambos es evidente, pero actúan con estilos diferentes (ver articulo  

Júpiter es el más susceptible de conectarnos con la divinidad, con el cielo. Una forma de expandirnos es “liberarnos”, y Júpiter lo puede hacer a través de la FE; Júpiter cree en algo superior y positivo, cree en sus posibilidades, siempre ve el vaso medio lleno, se arriesga, y muchas veces, esta creencia, le da las oportunidades suficientes para triunfar, y en consecuencia, considerarse afortunado. Júpiter sabe que existe un significado superior para todo lo que le ocurre, y para todas las señales metafísicas y espirituales con las que se cruza en el mundo. Júpiter está conectado con la fe y la esperanza, como sentimientos activos y positivos, como algo que el individuo busca de motu propio.

Neptuno tiene que ver más con la disolución en algo mayor que uno mismo, en ir desprendiéndose de las cosas que sobran para encontrar, a través de ese proceso de aparente pérdida, el mayor premio y la mayor felicidad, que es la transcendencia y la unión con el UNO.

Neptuno lo hace con pérdidas aparentes, porque desde el prisma de una visión mundana, donde prima la ganancia individual, dedicarse a los demás sin esperar nada a cambio es muchas veces visto como un comportamiento excéntrico. Sentir compasión por el sufrimiento y dolor ajeno, y sacrificarse por los demás son comportamientos típicos de Neptuno.

La fe y esperanza de Neptuno son más pasivas, actúan hacia el interior. A diferencia de la persona jupiteriana, al neptuniano no le hace falta recorrer medio mundo para tener la certeza de que la Divinidad está en su interior y que si las cosas suceden, por alguna razón será. Simplemente se deja llevar. «Que sea lo que Dios quiera», es una expresión muy neptuniana. En las pérdidas aparentes siempre encuentra ganancia, porque se conecta con su Yo profundo, y finalmente, de forma milagrosa, gana.

Si nos centramos en definir las virtudes teologales, son tres:

FE: La fe es, generalmente, la confianza o creencia en algo o alguien.[Puede definirse como la aceptación de un enunciado declarado por alguien con determinada autoridad, conocimiento o experiencia, o como la suposición de que algo reflexionado por uno mismo es correcto aunque falten pruebas para llegar a una certeza sobre ese algo. La fe va de la mano con la confianza.

ESPERANZA: siguiendo a Santo Tomás de Aquino, ha sido definida como «virtud infusa que capacita al hombre para tener confianza y plena certeza de conseguir la vida eterna y los medios, tanto sobrenaturales como naturales, necesarios para alcanzarla, apoyado en el auxilio omnipotente de Dios». A la esperanza se oponen, por defecto, la desesperación y, por exceso, la presunción, característica negativa de Júpiter.

CARIDAD: La Iglesia católica considera que la caridad es aquella virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión.

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